Ser el cliente de tu propia marca.
¿Por qué la gente le teme a vender? ¡Y más aún cuando es tu propio producto!
¿No confías en el valor de lo que vendes? ¿En tus habilidades? ¿Piensas que ya hay mucho en el mercado y que no servirá de nada? ¿Qué no aportas nada nuevo? Estas y muchas más preguntas son las que nos invaden en el temido momento del emprendimiento, la negociación y el cierre de un trato.
La vida es así: nos ayudamos mutuamente. Tú ayudas con tu empresa a otras personas. ¿Hay más personas con tu producto o servicio? ¿Son mejores que tú? ¿Llevan más tiempo en el mercado? Vale, ¿y qué? No todo el mundo lo transmite como tú ni llegan a las mismas personas que tú. Siempre habrá alguien que sepa menos que tú y a la que podrás ayudar o que quiera ser ayudada exclusivamente por ti.
¿Qué la competencia y tú vendéis lo mismo? Es un hecho. Pero tú sabes el verdadero valor de tu producto y lo sabes transmitir porque eres el cliente más fiel de tu marca, así que tu cliente lo entenderá a la perfección y me atrevo a decir que el precio es lo que menos le va a importar.
Cada marca con su producto y/o servicio viene con su sello personal. Ningún producto o servicio es igual, aunque ofrezcas lo mismo que tu sector.
Y por esto mismo, de nada sirve que inviertas tiempo en intentar convencer y captar la atención de tu audiencia en diferentes medios si después a la hora de cerrar la venta te tiembla el pulso o bajas tus precios a la mínima que intentan negociar.
Por esto mismo debes tener muy claro que debes ser el cliente de tu propia marca, el verdadero creyente de lo que ofreces y tener muy claros tus objetivos en cada fase y tus precios con sus respectivos márgenes.
Sé firme con tu propuesta, haz entender a ese cliente que lo que ofreces es lo justo, lo mínimo viable y, arguméntaselo. Sé auténtico, consigue ese ‘feeling’. Nadie conoce tu marca mejor que tú. Y míralo desde el enfoque de la ayuda. Tú le estás ayudando con algo que él no tiene o no sabe. Tú eres el experto. Y para esto, cobrar es la clave porque sino no podrías mejorar cada vez más ¿verdad? Ni tener ese entusiasmo voluntario que identifica a muchas empresas.
Te recomiendo tener a mano un guión de venta si te da pánico el momento de venderte, sobre todo, presencialmente y también, para aquellos momentos en los que ves que estás a punto de tirar los precios por la borda.
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